La puerta principal se entreabrió y Tommy entró con paso indeciso.
Al otro lado de la puerta estaba Yo, esperando.
-Buenas tardes Tommy. Me alegra que por una vez llegues a la hora.
-Buenas tardes Lady Carmen. Gracias Lady Carmen.
-Sígueme Tommy. Creo que ya sabes donde vamos.
Tommy siguió tras de mí por el pasillo y casi al llegar al final me detuve ante la penúltima puerta de la izquierda. La abrí y con un gesto le ordené que entrase. Había una silla en el centro de la habitación. De madera, oscura, sin apoyabrazos. Sentándome en ella le dije:
-No tengo demasiado tiempo para dedicarte hoy Tommy, ya sabes. Ésto es una disciplina extra que necesitas. Ven aquí. Bájate los pantalones y reclínate sobre mi regazo. Ya sabes chico. Ni una palabra.
Sin rechistar, el pobre sumiso me dejó ver sus blancas nalgas. Yo soy tu Ama, yo soy tu Dómina….chico. Así me lo fui repitiendo mientras golpeaba su piel con la mano abierta. Pobre muchacho humillado, reclinado, dominado. Mmmm. Ver sus glúteos enrojecidos me enterneció y los tuve que acariciar, pero de las caricias pasé a un grado de excitación que me llevó a agarrar con fuerza su carne, a estrujarla entre mis manos, a amasarla, a morderla, ...tan fuertemente que Tommy lanzó un grito de dolor que me llevó a esbozar una sonrisa de puro sadismo...de puro placer.
- Levántate Tommy. Tienes suerte chico, hoy no puedo dedicarte todo mi tiempo como ya te dije y tú bien sabes. Súbete los pantalones y dame tu mano derecha.
Él bien sabía lo que vendría a continuación y dudó en obedecer mi orden dando un paso hacia atrás, alejándose de su Ama. No lo podía consentir, maldito bastardo, estúpido cobarde. Qué rápido hubiese terminado tu castigo…ahora tendré que dedicarte más de mi precioso tiempo y pagarás por ello. No lo dudes.
Sobre mi mesa mi vara. Ahora mi vara en mi mano. Unos segundos más tarde mi vara en tu cuerpo, ...chico. Empieza el Rock & Roll...chico. Se tiró al suelo sobre la alfombra que cubría la habitación, en posición fetal mientras Yo le azotaba una y otra vez.
Condenado chaval.
Quiero creer que muy profundo en su interior hay una gran parte de masoquista...de exquisito sumiso.
- No creas que esto ha terminado para ti. Ponte de rodillas. Te vuelvo a ordenar que me des la mano derecha.
Ahora sí. Ahora obedece. Bien hecho chico. Le miré a los ojos. Tenía la cabeza agachada y miraba hacia arriba buscando compasión. Los dos sabemos muy bien que mi sumiso ya pasa de los cincuenta años pero penetrando en sus ojos podía descubrir a un chico derrotado, perdido, humillado, esperando anhelante,...que pedía a gritos sordos Disciplina. Y su Dómina estaba ahí, para llevarlo por el buen camino.
Me aproximé a la nevera que tenía detrás de mi mesa, saqué un trozo de hielo y se lo dí.
- Sujétalo con fuerza chico y cuenta conmigo hasta diez. Ya sabes al revés. Diez, nueve, ocho,...muy bien sigue, sigue, aguanta. Sé que tu mano se adormece y duele. El dolor limpia los errores cometidos. Dame el hielo y abre la mano.
Le agarré la muñeca y con la vara detrás de mi hombro la dejé caer azotando su mano justo en la palma. La punta de la vara caía cruzando la palma sobre el Monte de Venus. No se necesitaron más de tres golpes para ver sus ojos cubiertos de lágrimas. Rogando en silencio que parase. El spanking nunca falla.
- Levántate Tommy. Puedes irte. Seguro que nos vemos pronto. Ya conoces la salida.
Lady Tsunami, hoy Lady Carmen:)