Así que muy disimuladamente cambié de posición y me puse en cuatro, comencé a besar a una de ellas y la otra me hacía sexo oral desde mi vagina hasta mi ano. Era el perfecto trío de lesbianas.
Estaba sintiendo muchas cosas. Sentía como una deliciosa lengua jugaba con mi clítoris y lo mojaba hasta chorrear saliva. Mientras que por otro lado podía saborear la vagina de esa mujer de ojos verdes que me tenía embobada, gritaba de placer no había sentido nada igual en mi vida.
Luego de estar besándonos por 15 minutos, nos levantamos y fuimos al cuarto de placer, donde hay una cama gigante para cumplir todas las fantasías. Me acosté boca arriba y luego la morena se acostó encima mío para hacer un tijeretazo que me dejara sin aliento. Debo admitir que sentir su vagina mojada y llena de fluidos frotándose con la mía fue la cereza del pastel. Que cosa tan deliciosa. Y lo mejor es que mientras eso pasaba, la otra chica nos besaba y se masturbaba.
Cuando las dos comenzaron a besarse mientras una de ellas frotaba su vagina contra la mía sentí que el orgasmo iba a aparecer. Me concentré mucho en cómo sus lenguas jugaban y gemía de placer. Con ayuda de mis dedos sobaba mi clítoris y apareció: un orgasmo que me dejó sin aliento y llena de felicidad.
Cuando me corrí quería que ellas dos también se corrieran, así que empecé a meterles los dedos mientras las besaba y ellas se tocaban entre sí.
Después de estar metiendo los dedos, y muchas caricias, a las dos chicas que cumplieron mi sueño, se corrieron las dos, fue increíble como gemían de placer.
Terminamos con unos besitos suaves.
Aquel día sentí que mis deseos sexuales solo se cumplirían con otras mujeres.
Pensaba en ellas frecuentemente, incluso volví a ese bar para ver si las veía. No os voy a mentir, me quedé con ganas de más.
AQUEL TRÍO DE LESBIANAS FUE MI MAYOR FANTASIA.
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