Mis tetas son grandes pero los aros en los que descansan las hacen parecer más grandes aún..
Del corsé salen las ligas, que sujetan las medias negras. Mi culo queda al aire, remarcado al estar muy ceñido al cuerpo.. Mi coño depilado brilla por la crema que me he puesto.
Las botas de tacón muy alto estilizan aun más mi figura.
-¿Qué has estado haciendo? Me preguntó.
"Me he hecho un dedo pensando en otro, no en ti"- le contesté, mirando al suelo, abanicando el aire con mis pestañas alargadas por el maquillaje.
"Pensaba en tu amigo"
"Espérame en el salón, pedazo de puta"
Voy al salón y me paro justo bajo la argolla que hay en el techo.
Allí le espero sabiendo lo que vendrá a continuación.
Él aparece desnudo, en la mano trae una serie de cintas de cuero unidas a un mango de madera con forma de polla, en la otra el cinturón del albornoz. Tiene la polla pendulona, semierecta.
"Mereces treinta latigazos"
Me esposa, y luego coge una tira de cuero que pasa por la argolla, tirando hasta que quedo estirada con los brazos en alto, todo mi ser dispuesto para el castigo.
Él se coloca en mi espalda, me azota en las las nalgas. Son diez latigazos. Me duele, me arde y... me excita...